No es necesario que te levantes a las 5 am diariamente, pero sí enfocarte en hábitos. 

Aunque las rutinas diarias son importantes y muchos de nosotros dependemos de ellas, la verdad es que las rutinas son frágiles. Nos lo ha demostrado esta pandemia. 

Ya no llevas a tus hijos al colegio, ya no irás a la oficina o irás a tu gimnasio a tu hora favorita. Todas esas rutinas que fueron desencadenadas por esas acciones han cambiado, como placas tectónicas después de un terremoto.

Con los hábitos es diferente. Los hábitos son cosas que haces con regularidad. Son cosas a las que se regresa una y otra vez para centrarse. Reiniciarse. Para volver a conectar.

¿Despertarte todos los días a las 6 de la mañana y ver las noticias mientras tomas tu café? Eso es una rutina. ¿Meditación ? Un hábito. Ir al gimnasio a clase a las 9 am es una rutina. Hacer ejercicio con regularidad es un hábito.

La diferencia está en la flexibilidad: la rutina puede desequilibrarse por algo tan simple como ser llamado a trabajar inesperadamente. El hábito puede adaptarse en consecuencia. Uno trata sobre el ritmo diario, mientras que el otro es una búsqueda de por vida. Uno es algo que inventaste, el otro es algo que haces por un propósito.